EL PACIENTE Y SU REALIDAD

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Mensaje  JOGA Dom Mayo 18, 2008 12:19 pm

EL PACIENTE Y SU REALIDAD

Aunque es evidente, sigue siendo necesario que quede claro que la atención médica hay que considerarla apropiada para la que es su función en esta sociedad y en estos tiempos. La medicina alopática (o convencional) tiene su lugar digno de tener en cuenta. En otras épocas o en otras culturas eran otros tipos o métodos terapéuticos los comúnmente aceptados. Eso nos hace pensar que por encima de lo aceptado o lo que está de moda, tiene que haber algo de valor permanente.
Bien es cierto que cuanto más responsable se hace uno del cuidado de su salud, menos intervenciones tienen los especialistas en enfermedades y menos aún los cirujanos. Pero en ocasiones ellos han evitado una muerte prematura, y eso es de agradecer y digno de consideración.
Si fuese necesaria la intervención médica, que debe ir acompañada de la confianza del paciente, siempre será mejor aportar una colaboración apropiada con unos cuidados naturales, ya que ello facilitaría la recuperación del bienestar, a no ser que estuviéramos ante una enfermedad terminal.
Y me atrevo a decir, porque se ha vivido, que en casos de máxima gravedad, el sufrimiento disminuye y se gana en calidad de vida. Cuando la persona acepta y practica unas normas higiénicas naturales apropiadas.
En alguna ocasión hasta se han podido rebatir ciertos pronósticos fatalistas.

¿Qué conocimiento de sí mismo posee la persona?
¿Qué capacidad tiene para cuidarse a sí mismo?
¿Qué sistema terapéutico le parece más digno de
confianza?
¿Qué actitud manifiesta ante sus trastornos,
síntomas o enfermedad?
¿Qué piensa con respecto a la trascendencia de
su mal?
¿Qué posibilidades laborales, familiares y
económicas tiene a su disposición?

Todas estas son preguntas que pueden permitir al terapeuta actuar de forma individualizada.
Para que el paciente practique los consejos con regularidad ha de comprender su gran utilidad y llegar a una firme determinación de hacerlo.
El conseguirlo tiene que ponerse como meta debido a que los beneficios obtenidos difícilmente se pueden alcanzar de otra forma.


Decimos que este tipo de procedimientos es para personas convencidas de lo práctico y sano que es desarrollar una conducta de higiene natural.
Si se ha conseguido comprender que el mayor poder curativo reside en el organismo y que hay que facilitarle su trabajo de defensa, desintoxicación y regeneración, entonces no se verán inconvenientes en sacar el tiempo que sea necesario para hacer lo que corresponda en cada ocasión.
Es fundamental el que se atiendan las siguientes necesidades básicas:

Aportar alimentos lo más naturales y sanos que se puedan conseguir.
Activar y mantener la eliminación diaria de
toxinas y desechos orgánicos.
Hacer diariamente ejercicio físico para mantener una irrigación y oxigenación suficientes.
Descansar, durmiendo y relajándose, la cantidad de tiempo que permita recuperar las energías nerviosas.

Si se medita unos instantes en la realidad invisible que nos envuelve, comprenderemos que nuestra vida puede depender de la relación que mantengamos con la vida microbiana que nos acompaña de continuo.
Se ha demostrado que hay vida en todos los lugares del planeta, hasta en los parajes más inhóspitos. En el polo y en los bordes de un volcán. En las alturas de una elevada montaña y en las profundidades del océano. Sobre la superficie fría del metal y en el interior caliente de la sangre. Hay vida macroscópica y microscópica hasta la saturación.
Nadie pone en duda que los humanos convivimos con incontables cantidades de microbios que transportamos en nuestra piel , aparato digestivo y en la sangre y otras partes del cuerpo.
Y lo curioso es que sin esos microbios nuestra vida no podrá continuar. Necesitamos ese ejército de microbios y a cambio nosotros les ayudamos a vivir. Se produce una simbiosis.
Quizá por ser una realidad invisible se olvida con mucha frecuencia. Y lamentablemente se pagan las consecuencias.
Estamos constituidos por tejidos de miles de millones, por billones de células que están organizadas para dar lugar a la existencia de un cuerpo determinado lo que permite la manifestación de una persona. Y esta persona tiene como parte vital una sociedad microbiana que diferencia a los humanos de otros seres vivos.

La estabilidad de la persona humana dependerá de que haya una convivencia pacífica entre las células del cuerpo y los microbios con los que conviven.
Cuando se pierde la relación pacífica, aparece la enfermedad.
Los factores que pueden influir para que se pierda la buena relación, son múltiples. Pueden ser de origen físico, emocional o síquico. Y pueden ser factores externos o internos.
La alimentación, el clima, el estado de ánimo, las costumbres, pueden desequilibrar la balanza.

Si esto es así lo que se requiere para recuperar la salud perdida o para mantenerla, es procurar aportar los alimentos, la temperatura, las emociones y los hábitos higiénicos que restablezcan el equilibrio entre el cuerpo y sus huéspedes.
Donde mayor concentración de vida microbiana hay, es en los intestinos. Por lo que es importantísimo atender esa parte del cuerpo para que no sea un foco perturbador.

Si existen dificultades en cuanto al cumplimiento de las necesidades básicas se deberán atender ciertos requerimientos compensatorios.
Si no se puede controlar el aporte de los alimentos en cuanto a su calidad, sería conveniente acudir a los productos dietéticos complementarios y a una mayor activación de la eliminación de toxinas y desechos orgánicos.
Si no se puede hacer ejercicio en plena naturaleza se deberá movilizar el sistema músculo-esquelético en casa con ejercicios isométricos y respiratorios y con automasaje, e hidroterapia.
Si el descanso nocturno se ve mermado y la actividad es agotadora deberá aprovecharse cualquier momento durante el día para reponer energías.
La persona que no dispone de las posibilidades de vivir de forma saludable, debe aprender una serie de trucos para compensar las deficiencias.
Y es mucho lo que se puede conseguir si hay verdadero interés , si se presta la atención necesaria y se está dispuesto a ejercer autodominio y esforzarse por practicar lo que se ha aprendido que es realmente beneficioso.


José García Agüero N.D.
Naturópata-Sosterólogo
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